Un corazón lleno de esperanza
- Pastor Israel Chapa Pérez
- 8 sept 2020
- 2 Min. de lectura

Hay momentos en que es útil reorganizar nuestra mente y considerar el panorama general, nuestra “esperanza bienaventurada” (Tito 2:13), para adquirir la capacidad de superar el abatimiento, aunque parezca una tarea imposible.
La esperanza es poderosa. Es uno de los tres pilares de la vida cristiana mencionados en 1 Corintios 13:13 junto con la fe y el amor. La esperanza es una compañera de la fe, y su poder emana de la absoluta confianza en las promesas de Dios para nosotros. Difiere mucho del simple pensamiento positivo, ya que nos otorga la capacidad para soportar los momentos difíciles en vez de la simple habilidad de soslayar la ansiedad. Trasciende el presente y nos recuerda que nuestras circunstancias actuales no son permanentes.
Al parecer este también fue otro principio básico para Helen Keller. Una vez dijo: “Me consuela profundamente saber que las cosas que se ven son temporales y las que no se ven son eternas”. Esta es una cita directa de la Biblia, de lo que dijo el apóstol Pablo (2 Corintios 4:16-18).
Habiendo soportado muchas pruebas dificilísimas en su propia vida, Pablo entendía el valor de mirar hacia el futuro. Él a menudo nos recuerda que la vida será difícil, pero nos insta así cuando nos hallamos en medio de grandes dificultades: “Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración” (Romanos 12:12).
Si no cultivamos un corazón lleno de esperanza, es difícil tener fe y confianza en el plan primordial que Dios está llevando a cabo ante nosotros. La veracidad y las promesas confiables de Dios “nos fortalecen para continuar en la esperanza que Dios nos da. Tenemos esa esperanza tan fuerte y segura como un ancla que sostiene el alma” (Hebreos 6:18-19).
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