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  • Foto del escritorPastor Israel Chapa Pérez

Invirtiendo en nuestros sueños


¿A cuántos nos ha preocupado muchas veces el dinero para la realización de un sueño...? Suena hasta absurda la pregunta, si bien es cierto que necesitamos del dinero como recurso para llevar a cabo nuestras metas, sueños o una visión que nos ha sido encomendada... No debería ser una limitante para aquellos que tenemos a Dios como nuestro proveedor sin límites.


Mark Batterson dice: “Niégate a permitir que tu presupuesto determine tu visión”

En Massada Adulam, cada uno hemos puesto a prueba nuestra fe, hemos invertido tiempo, recursos y mucha creatividad para hacer que las cuentas salgan y sacar adelante una visión, otras veces a muchos nos tocará invertir y hacer grandes sacrificios como vender bienes con tal que la visión se cumpla.


Te cuento una pequeña anécdota que me sucedió, en un viaje hacia Oaxaca que me enseño a enfocarme en el “que” y dejarle a Dios el “como” en una situación de la vida real.


Recuerdo que era una de esas mañanas frías, y mi autobús recién llegaba a Oaxaca procedente desde la ciudad de México habiendo hecho 4 horas de más debido a un derrumbre en la autopista... el cansancio de tantas horas de viaje, más lo incierto de lo que me esperaba delante sumaban, sin embargo preocupación por el tema económico no me dejaba disfrutar del momento (venía muy limitado).


Recuerdo que llegue a la terminal de Oaxaca y tome un café mientras me dirigía a la estación de autobuses que me llevaría a la comunidad en la sierra Zapoteca que sería el punto neurálgico para nuestra misión allá. Sería la primera comunidad de 7 que visitaríamos en esta zona del estado. Un arduo trabajo de misión y necesitábamos fuerzas extras para esta tarea.


Ya en el segundo transporte, y con adrenalina pura de lo que me deparaba el Señor, tome mi reproductor de música y escuche a un pastor con mucha experiencia, reconocido por su entrega misionera ya por muchos años, hablar acerca de uno de los pastores más jóvenes (a quién equipaba para su ministerio en ciernes), contarle la siguiente historia:


“En cierta ocasión habían dos pastores que habían llegado a una ciudad para dictar una conferencia, el mayor de ellos y mentor del pastor más joven le dijo: –bueno, ¡vamos a hospedarnos en este hotel! ...a lo que el pastor más joven respondió: Pastor, perdóneme pero yo prefiero hospedarme en este hostal un poco más económico.. Entonces el Mentor preguntó: Pero, ¿cuál es el problema..? ..Tienes el presupuesto para hacerlo, además mañana por la mañana tenemos que dar una conferencia durante 7 largas horas.. Necesitas descansar bien.


Al final, el pastor mayor no pudo convencer al pastor más joven y quedaron en reunirse temprano en la Iglesia para impartir el curso cada uno en el hotel que había preferido.


A la mañana siguiente, llega el Pastor mayor muy temprano, puntual y perfumado, lúcido, con las notas preparadas y listas para arrancar el día.


En eso, llega el pastor mas joven que llego retrasado y de muy mal humor....

Entonces su Mentor le preguntó cómo había pasado su noche.


El pastor más joven le respondió: — bueno, como verá no dormí nada, al contrario, usted se ve muy despierto y descansado.. El pastor mayor le comento:– bueno, yo desperté muy temprano, el colchón era de primera, tome una ducha caliente, llegue y me dormí. Esta mañana tome un café, prepare mis notas y acá estoy, listo y con muchas energías para enseñar.. El joven líder reparó diciendo:– en cambio mi colchón estaba muy mal, habían insectos molestando y esta mañana no pude tomar una ducha porque no había agua en el hostal y no sirvieron café... a lo que el pastor mayor le respondió: tenias el presupuesto para tomar este hotel y estar preparado para la conferencia del día de hoy, sin embargo no quisiste tomarlo por ahorrarte unos cuantos dólares...”


Por preocuparte del dinero de Dios, te olvidaste del hombre de Dios.. Recuerda esto: Dios tiene mucho dinero, pero pocos hombres.

Que tu meta sea convertirte en un hombre de Dios. Encárgate del “que” y Dios se encargará del “como”.


Esta historia me enseñó muchas cosas, desde la dependencia total y absoluta de Dios, hasta disfrutar de lo que Dios me da en medio de un presupuesto de antemano organizado.


Pero el punto que deseo resaltar aquí es que no permitamos que lo económico sea tropiezo para llevar a cabo una visión y cumplir con lo que verdaderamente importa: llevar el mensaje a través de cultivar el hombre de Dios, la persona de Dios en nosotros.. Necesitamos entregar lo mejor a nuestros oyentes y muchas veces eso significa cultivar disciplinas como la oración, el ayuno, la meditación y el descanso. Dios tiene mucho dinero, pero pocos hombres.


“¡Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos! Mateo 22:14.



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