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  • Foto del escritorPastor Israel Chapa Pérez

Pecados: ¿tienen el mismo ranking?


La Biblia proporciona muchos ejemplos en los que se menciona que un pecado es peor que otro. Esto incluye:


Génesis 18:20-21

Entonces el SEÑOR le dijo a Abraham: —El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo. Por eso bajaré, a ver si realmente sus acciones son tan malas como el clamor contra ellas me lo indica; y si no, he de saberlo.


Ezequiel 16:47

Pero no sólo has andado en sus caminos y has hecho según sus abominaciones, sino que, como si eso fuera muy poco, te has corrompido más que ellas en todos tus caminos.


Jeremías 16:12

Pero ustedes se han comportado peor que sus antepasados. Cada uno sigue la terquedad de su corazón malvado, y no me ha obedecido.


Amós 5:12

Pues yo sé que muchas son vuestras transgresiones y graves vuestros pecados: oprimís al justo, aceptáis soborno y rechazáis a los pobres en la puerta.


Mateo 12:31

Por eso os digo: todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.


Todos esos versículos claramente dicen que los pecados no serán juzgados igualmente, de hecho, Dios decide cuáles son peores. Un ejemplo sería el pecado de robar ropa de una tienda porque uno no tiene suficiente dinero para comprarlo o solo porque no quiere gastar su dinero. Si comparas una persona que hace eso a alguien que le roba el dinero a uno pobre, el peor pecado será robarle a la persona que necesitaba ese dinero para comprar comida y pagar por la renta.


Ahora, de acuerdo con tu norma moral, ¿cómo se compara robar cosas con quitarle la vida a alguien? Tomar la vida de alguien es una acción permanente que no se puede arreglar, una vez que alguien muere, no puede resucitar, a menos que Dios haga un milagro. Pero, cometer asesinato tampoco es una situación negra o blanca porque hay una gran diferencia entre alguien que mata a un hombre malvado o a un mártir. Por lo tanto, hay una diferencia en cada circunstancia y todo depende.


Sin embargo, cada pecado, independientemente de que parezca pequeño o no, nos hace caer por debajo de la gloria de Dios. (Romanos 3:23) La mejor manera de considerar esto es mediante una brillante analogía: un objetivo y unas flechas. La voluntad de Dios es como el centro de ese tiro al blanco, y cuando pecamos, no cumplimos con Su voluntad o perdemos la marca. Por lo tanto, nuestras transgresiones no serán iguales, pero todas nos alejarán del centro que es Dios.

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