La vida como un tren (Alegoría)
- Pastor Israel Chapa Pérez
- 23 nov 2018
- 2 Min. de lectura

Cuando alguien nace va creciendo y madurando, para cuando tiene 6 años se da cuenta de que va en un tren (la vida), pero nota que este tren va como sin control, a veces rápido, a veces parando y otras lento; entonces le pregunta a sus padres ¿por qué me subieron a este tren sin control? A lo que sus padres responden – Nunca te subiríamos si estuviera sin control- pero sin poder ocultar su cara de espanto.
Pasó el tiempo y la incertidumbre de esta persona aumenta y piensa - ¿por qué tanto descontrol? ¿Quién dirige este tren? – Así que decide – “Iré a ver al maquinista y pediré una explicación”, y se dirigió hacia el frente.
Atravesó los diferentes vagones y observó que los demás pasajeros estaban en diferentes actitudes debido a los vaivenes del tren. Algunos enojados, otros tristes, algunos decepcionados y otros más frustrados; observar esto encolerizó más a la persona que se dirigía hacia la máquina. Para cuando llegó al frente estaba tan irritada que no tocó, sólo entró y descubrió al ingeniero maquinista que lloraba mientras intentaba gobernar la mole inmensa de acero.
Cuando por fin se atrevió a preguntar la única respuesta del ingeniero maquinista fue: “Hago todo lo que puedo para que este tren no descarrile, siento todo el dolor, la ira, la tristeza y la decepción de todos los pasajeros y eso es lo que ocasiona todos esos vaivenes, por favor ve allá atrás y diles que a pesar de todo yo los amo, y no permitiré que este tren vuelque”.
La persona guardó silencio volvió a su vagón y nunca más se quejó. Cuando sentía que el tren enloquecía, doblaba rodillas, rogaba por los pasajeros y el tren volvía a su ritmo adecuado. Agradeciendo siempre el amor y la pericia del ingeniero maquinista.
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